La falta que me hace

 

Hoy no es de esos días donde suspiramos largo y profundo con un recuerdo de cómo éramos felices cuando niños (o adolescentes, etc) pero hoy me me puse a pensar sobre la falta que nos hacen ciertos momentos, situaciones, hasta cosas ó personas. Siempre tenemos un recuerdo, una sensación, una emoción, una añoranza que, de forma sutil, nos dice que hoy no estamos tan felices como lo estábamos entonces. ¿Eso significa que ahora no lo somos? ¿Será?

¿Sabes de qué siento falta constantemente? de cuando era niño, de cuando tenía expectativas de lo que sería cuando creciese, de las cosas que haría y de todo lo que me era restrictivo entonces.

Ese deseo de querer, de imaginar, de soñar, es l que muchas veces nos hace falta. Cuando ya crecemos, parece que perdemos ese espíritu de niño, de hablar con otros sin temores a ser juzgados, a no corresponder con las expectativas de los demás, a no tener tiempo limitado por otra cosa que no sean tareas, a esa libertad de pensar y hablar lo que quisiese sin temor a la patrulla de lo políticamente correcto.

Hay momentos que la falta que nos hace, es no tener nuevamente deseos, ansias, inquietudes, planes de lo que queremos hacer. En algún momento, allá en nuestra infancia/adolescencia, dejamos de preguntar sobre las cosas, dejamos de querer saber, conocer, aprender, porque creímos, ingenuamente, que ya lo sabíamos todo. o al menos casi todo.

Hoy no siento falta de ser feliz, entendiendo estos puntos, puedo volver a aquellos tiempos pero desde ahora, con una visión más concreta de lo que puedo realizar y lo que no… pues de alguna forma la haremos.

¿Y tu, de qué sientes falta?


«Lo consiguieron porque no sabían que era imposible» – Jean Cocteau

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.