Quem somos nós?

“La primera afirmación de Andrade nos sitúa en el lugar desde el que ella hace teología. Interpelada por la realidad que la rodea, hace visible que la marginación de los empobrecidos llega hasta los límites del lenguaje. Ellos no entran en la definición de persona que aprendimos. Como tampoco entran quienes padecen demencia senil, discapacidad física se vera o sufren un retraso grave, los abandonados del mundo y del sistema. Su quehacer teológico se encarna en la dolorosa situación de quienes se encuentran en las fronteras de lo humano y en su impotencia quedan desposeídos de la dignidad que les es otorgada, mientras otros se arrogan para sí el ser sujetos, libres y autónomos, con capacidad para disponer de sus vidas y de la vida de otros/otras. у

Si incluir a los marginados no fuera motivo suficiente para incorporar al discurso teológico un nuevo concepto de persona, Andrade propone otras razones a lo largo de su profusa obra. Entre ellas, el impacto significativo que puede ofrecer un nuevo lenguaje antropológico a la hora de pensar los discursos sobre Dios, la creación, la gracia y el pecado.
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La elección del término autopresencia para referirse a la persona no es casual. En su intento por proponer un concepto inclusivo, sin connotaciones previas, esta noción no conlleva ni la autoconciencia ni la autoposesión. Autopresente no es el yo encerrado en sí mismo, es quien es presente a sí mismo, a sí misma, y siendo en sí, tiene la capacidad para responder ante alguien, reaccionando a una presencia, una mirada, una palabra, un gesto.

Presente a sí misma, la persona es búsqueda y pregunta por su identidad. Pregunta que ha de ser respondida por quienes entretejen la trama de su vida. Esta dinámica implícitamente descubre la ausencia de un yo omnipotente. Por el contrario, la autopresencia se espera a sí misma en los demás, aguardando que otros/otras colmen sus deseos y carencias. Por tanto, por más difuso que sea el yo es esperanza que se abre indefinidamente al anhelo de una plenitud que al menos sacie su ser vulnerable y dependiente, allí donde se encuentre, como se encuentre.

Preguntar, buscar, esperar son procesos comunes a toda autopresencia; sin embargo, son propios de cada autopresencia y, por ende, intransferibles. El yo personal no puede ser reemplazado por nadie en sus vivencias. Su memoria, deseos y sentimientos le pertenecen. Es autónomo en su aper tura ilimitada y, por tanto, también puede manifestar, aún imperceptible mente, su rechazo.

La persona pregunta presente ante sí espera descubrir su propio mis terio como sí misma. Autopresencia-esperanza-autonomía “describen a una persona siempre necesitada de alguna sanación e integración que no es capaz de procurarse por sus propias fuerzas”. Es en el encuentro consigo con los demás y su contexto donde halla las respuestas a sus preguntas.

La pregunta por el misterio que soy no puedo responderla sin ti: Abiertas a más de sí, las personas se descubren a sí mismas y a sí mismas en comunión con otras.”

Sánchez Ruiz, A. (2019). Tu misterio es nuestra esperanza. Contribuciones del concepto de persona como autopresencia-en- relación. Revista Iberoamericana De Teología, 14(27), 11-41. Recuperado a partir de https://ribet.ibero.mx/index.php/ribet/article/view/13

Imagem: Cash Macanaya on Unsplash