De prueba y error

Una mano sosteniendo un control remoto moderno (menos opciones en el mando). De fondo se ve difuso un televisor con imágenes de programas de tv a elegir.
Imagen por StockSnap desde Pixabay.

Mujer en edad de comenzar a creer en la reencarnación, pues a estas alturas del partido no me queda de otra que dejar el sueño de ser rica, famosa y exitosa para mi próxima vida. Ciudadana chilena en evasión de la triste realidad que me ha tocado vivir. Así, tras pasar de la esperanza a la desilusión en un corto periodo de tiempo, mi único plan de sobrevivencia, por el momento, es sumergirme en el alcohol, mientras trato de dejar las drogas legales; y ver K dramas, entre más livianitos mejor.

Sin embargo y pese a mí misma, sigo cuestionando, reflexionando y teorizando sobre lo que veo, escucho, siento, percibo y vivo. En eso estaba cuando se me ocurrió la genial idea de compartir mis divagues con quienes los quisieran leer y quizás interactuar y discutir(*), a fin de reafirmar mis creencias o replanteármelas, pues en mi mundo no hay verdades absolutas.

Así, desde mi más supina ignorancia en algunos temas, la experiencia personal, académica y profesional en otros, compartiré en este espacio mis opiniones, con más dudas que certezas, y sobre lo que se me ocurra, porque, además, soy muy dispersa. En particular, respecto de mi tardía adicción a los K dramas la que empezó hace unos meses cuando decidí no ver más tv abierta ni cable, por sanidad mental o evasión (¿algún día lo tendré claro?), pero soy de esas personas que el control remoto ha sido durante toda mi vida una extensión de mi mano, así que de una forma u otra caí en la pasta de los k dramas, primero gracias a Netflix, después sumé a Star +, Rakuten Viki plus y el add on alfa en Kodi, pues una invierte en la evasión.

Al principio, sólo las veía, después las comencé a mirar, observar y reflexionar sobre aspectos culturales, políticos y sociales que me llamaron la atención. Algunas similitudes con el tema de la culpa, la que yo siempre asocié a mi educación católica, creencia que me estoy replanteando; el patriarcado imperante, pero que no contempla muchos aspectos del machismo, en especial, respecto de la identidad de género masculina, como, por ejemplo, la forma de vestirse, los colores, la forma de relacionarse entre los hombres que de forma fácil y sin complejos reconocen la belleza de otros hombres; la forma de relacionarse sexo afectivamente que me hizo cuestionarme si era caliente o ninfómana continuamente; la ferocidad de su capitalismo que, en ocasiones, nos hace ver como niños de pecho, entre otros temas. De los que estaré divagando medio en serio, medio en broma.


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